sábado, 20 de junio de 2009

FILOSOFÍA HELÉNICA

LA EDAD DE ORO II[1]
En este período la lengua y la cultura griegas jugaron un papel dominante. Los reinos helenísticos eran tres: Macedonia, Siria y Egipto. Las fronteras entre los distintos países y culturas desaparecieron, y se fusionaron en un conjunto de ideas filosóficas, religiosas y científicas. Este período agudizó la duda y la desintegración religiosa y la desesperanza. La filosofía se movía cada vez más hacia la salvación y el consuelo. La filosofía era poco original y Alejandría se convirtió en un lugar de confluencia entre Oriente y Occidente. Alejandría pasó a ser el centro del pensamiento.
Los Cínicos
Esta filosofía fue fundada por Antístenes en Atenas alrededor del año 400 a. C. Los cínicos sostienen que la verdadera felicidad no estriba en cosas externas como la ostentación. El poder o la buena salud. La verdadera felicidad no depende de cosas casuales y puede ser lograda por todos. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido. Ni siquiera el sufrimiento y la muerte debían dar lugar al desvelo. De la misma manera tampoco debía preocuparse por el sufrimiento de los demás.
El cinismo, que es más que una filosofía, una forma de vida, fue vivido y difundido por Antístenes, Diógenes de Sínope y los discípulos de Zenón de Citium, el fundador del estoicismo. En todos los casos, los cínicos pretendían promover la educación y servir como guías. Así procuraban influir indirectamente en la vida política, donde se presentaban como cosmopolitas, pregonaban la igualdad social y el retorno de la naturaleza.
El cinismo surge cuando se presenta la crisis en la vida humana, cuando desaparece una fe estable y el hombre se afirma a sí mismo de diversas maneras, como en el desgarramiento cínico. Frente al desmoronamiento que supone la caída de las creencias humanas, el cínico desprecia cualquier convección, pero el cínico no personifica una mera actitud negativa frente a la crisis, su cinismo le sirve para soportarla y no derrumbarse.
De tendencia ascética e influencia hedonista, los cínicos construían unas bases par resistir los embates de la crisis. Por eso los cínicos no criticaban a los modelos humanos dominantes o que seguían siéndolo, para aparecer ellos mismos como modelos. Su función era educativa, porque sólo el tipo cínico poseía una práctica regular, un modo de ver y batallar en el mundo y una forma moral de asumir la vida, derivada de sus prácticas.
Diógenes (413-327 a. C.)
Es el más reconocido de los cínicos de quien se dice que vivía en un tonel y no poseía más que un bastón, una capa y una bolsa de pan. Este estilo de vida se asociaba con la exageración de la felicidad socrática, encarnada por él, en el cual el hombre es más feliz cuanto menos necesidades y preocupaciones tenga viva en armonía plena con la naturaleza.
Los Epicúreos
Epicuro fundó alrededor del año 300 una escuela filosófica en Atenas, en la cual desarrolló la ética del placer de Aristipo y la combinó con la teoría atomista de Demócrito. Aristipo, un alumno de Sócrates, manifestaba que el fin de la vida era conseguir el máximo placer sensual. “El mayor bien es el deseo, el mayor mal es el dolor”. Él quiso desarrollar un arte de vivir que residía en impedir toda clase de dolor. El placer se concebía como el bien primero.
Actualizaron la teoría atomista introduciendo el libre albedrío en la teoría del movimiento de los átomos, para explicar la libertad con la cual deber actuar el hombre. Dicha física atomista se podía obtener la ataraxia, o ausencia total de las perturbaciones, las cuales provienen del deseo de los bienes que no se pueden conseguir y el miedo a la muerte.
Epicuro distingue dos tipos de placer: el placer en movimiento, el de los sentidos que pronto se desvanece y el placer estable que da el espíritu. Allí se encuentra la felicidad, y para obtenerla es necesario distinguir los deseos que merecen satisfacción de aquellos que no. El sabio debe saber distinguir y satisfacer los deseos naturales y necesarios, como el hambre y la sed, y debe estar atento a los naturales y no necesarios como las riquezas, los honores, los placeres…
El dominio de los deseos produce la virtud. De ahí que la virtud sea un medio para alcanzar el placer. Las más importantes son la prudencia para discernir los verdaderos placeres. La templanza que frena las pasiones. La fortaleza que domina el miedo a la muerte y la justicia que nos libra de cometer lo injusto.
El placer más simple debe evaluarse frente a la posibilidad de obtener un placer mayor, según Epicuro, un placer más perdurable o más largo. Para vivir una vida feliz habría que superar el obstáculo del miedo a la muerte. Su consigna es vivir el momento.
Los Estoicos
La escuela estoica se encuentra dividida en diversos períodos. El estoicismo antiguo, fundado por Zenón de Citium y continuado por Aristón de Quíos, Cleantes y Crisipo, se caracteriza por mantener la continuidad con algunos postulados de la escuela cínica, sobre todo en lo que concierne a la política y a la moral. Los antiguos estoicos se preocupaban muy especialmente de cuestiones físicas que relacionaban con sus ideas acerca de la divinidad y del destino. El estoicismo se levanta entonces como un conjunto de doctrinas filosóficas, un modo de vida y una visión particular del mundo.
Se puede denominar el estoicismo como una doctrina racionalista, corporalista y determinista, que procuraba una moral de tipo socrático fundada en la conquista de la eudamonía (felicidad) Aquí el hombre está determinado por el destino, la fatalidad. Los estoicos consideraban que todos los hombres formaban parte de la misma razón universal, cada ser humano es como un mundo en miniatura, un microcosmos, reflejo del macrocosmos.
Del estoicismo conocemos la ática, cimentada en la eudamonía, que consiste en el ejercicio de la virtud misma, en la propia autosuficiencia para deshacerse de los bienes externos. Vivir conforme la naturaleza se constituye en el primer imperativo ético, esto es, acorde con la razón, pues lo natural es racional. La felicidad consiste en la aceptación del destino, en la lucha contra las fuerzas de la pasión que producen el malestar.
El aprendizaje de la actitud ante la muerte, el mantenerse y resistir ante las eventualidades de la existencia humana podrían transmitirse a todos. El estoicismo se consideraba como una filosofía popularizada y una religión filosófica.
Existe una sola naturaleza, que se denomina monismo. De ahí que rechazara la oposición entre espíritu y materia. Los estoicos borraron la diferencia entre el individuo y el universo. Insistieron además en que la enfermedad y la muerte siguen las inalterables leyes de la naturaleza. Por lo tanto, el ser humano debe reconciliarse con su destino. La aceptación total del destino es fundamental en su propuesta, llegando a una total ataraxia o estado de indiferencia ante las adversidades del mundo.
A pesar de promulgar una teoría de la resignación, que hubiera derivado en la aceptación de todo lo existente como necesario, no impidió a los estoicos ejercer una crítica social y política e insistir en reformas fundadas en sus ideales cosmopolitas y del sabio. El asiento estoico de muchas personalidades del mundo romano prueba este rasgo del estoicismo, que se manifiesta con más fuerza cuando la parte teórica va siendo marginada por la visión ante el mundo.
El Escepticismo
Se denomina escéptico al que, después de haberlo examinado todo, o de suponer que lo ha hecho, encuentra en el aislamiento, en la interrupción del juicio y en la negación, la paz y el sentido de su existencia. Esto conduce a la ataraxia (tranquilidad interior y exterior, paz espiritual) Escéptico es quien mantiene una posición distanciada de cualquier tesis. Por eso el escepticismo antiguo, es una ética, una forma de ver el mundo.
Los representantes del escepticismo, particularmente los de la escuela pirrónica, se caracterizan por la negación de todo saber cierto, por la necesidad de suspender todo juicio, única forma de conseguir la verdadera felicidad, la serenidad de espíritu, o sea, la ataraxia.
Este trabajo combinado de la praxis con la teoría en una actividad vital última, la comparten todos los escépticos antiguos, a pesar de no formar una academia o escuela en el sentido formal de la palabra. El escepticismo antiguo es una actitud que, matizada de diversas maneras, penetra en las escuelas filosóficas y en los pensadores que no pertenecieron a la academia.
Pirrón (360-270 a. C.)
Según Pirrón, todas las cosas son mudables e impenetrables y, por lo tanto, indiferentes. Con esto afirma que nada es verdadero ni falso, ni ecuánime, ni injusto, ni bello, ni feo. De esto se deduce que el hombre no debe decidirse por nada, ni legitimar opinión o creencia alguna: el sabio debe más bien enclaustrarse en sí mismo y elegir el silencio, que proporciona la imperturbable, la ataraxia, y, con ella, la felicidad auténtica.
La suspensión del juicio se convierte en la vía para llegar a este estado de indiferencia, logrando la tranquilidad. En dicha suspensión del juicio subyace la confianza como constante del bien. Sin la promesa de la tranquilidad, sería imposible que el sabio se encerrara en sí mismo, pues se cree que existe una divinidad que se opone el eterno cambio de las cosas.
Arcesilao de Piatane (316-241 a. C.)
Fundó el escepticismo académico, recibió este nombre pues se le dio en la academia platónica, cuando él la dirigía. Negaba la posibilidad de una certeza absoluta que intentó demostrar por todos los medios Zenón. Argumenta que no hay criterio de verdad y, por lo tanto, tampoco certeza.
Carnéades de Cirene (214-129 a. C.)
Niega la posibilidad de distinguir entre representaciones verdaderas y falsas, y considera lo verosímil y lo probable como única posibilidad de aproximación al conocimiento. De cara a la probabilidad, admite tres grados en ella: las opiniones probables en la vida diaria, las opiniones probables no refutadas y examinadas hasta ahora y las probables no refutadas y examinadas.
La filosofía del Imperio Romano
Séneca (4-65 d. C.)
Se concentraba en una filosofía de corte moral combinada con ideas de cristianas como la del pecado, por ejemplo. Se le puede considerar como uno de los representantes del estoicismo de la época imperial. Entre sus textos se destacan las Cartas a Lucio, De los beneficios y los Diálogos. Propone que el sabio estoico no debe apegarse a nada que le pueda ser arrebatado. Puede poseer riqueza pero no dejarse poseer por el apego que puede sentir hacia ellas, algo que se encuentra en los evangelios cristianos.
Promulga el amor al prójimo, desde el imperativo de una igualdad entre todos los hombres, considerando el mundo entero como una sola patria, una visión cosmopolita del hombre que condujo al debilitamiento de la idea de imperio. Este amor a todos los hombres lo hacía extensivo a los esclavos y enemigos propios.
Epicteto (50-140 d. C.)
Trató de establecer un conjunto de reglas prácticas para la conducta del hombre que carecían de fundamentos teóricos, recomendaba el desprecio de las riquezas y argumentaba que la felicidad se encontraba en el triunfo de la razón y de la voluntad.
Propone una máxima: “el modo de ser feliz o imperturbable, es desear y despreciar lo que depende de uno, para lograr así la ataraxia o ausencia de inquietud, tranquilidad de ánimo, despreciado todo lo demás, las riquezas, enfermedades, la propia vida, y eligiendo lo que conduzca al hombre a la libertad. Para lograr esta ataraxia es conveniente abstenerse de lo que no sea necesario y soportar los males que se presentan”. Caracteriza su filosofía por un fuerte sentimiento religioso en la cual la vida es puesta al servicio de Dios y todo lo que le sucede al hombre es la voluntad divina para poner a prueba al ser humano. Su ética está fundada en la fe hacia Dios, la influencia cristiana es evidente en sus postulados.
Marco Aurelio (121-180 d. C.)
Su obra filosófica se recoge en las Meditaciones, conjunto de máximas y reflexiones de tendencia estoica. Al igual que Séneca y Epicteto, su obra estuvo también influenciada por la moral cristiana, hecho que suavizó un poco la dureza que entrañaba el estoicismo. Considera que el bienestar del ser humano radica en el apoyo y la colaboración con otros hombres y en el amor y respeto a los más necesitados. En sus postulados predominó el sentimiento religioso, basado en la presencia divina, la providencia, la creación del hombre a semejanza de Dios y, por ende, el amor y el respeto a los demás.
LA ESCUELA PLATÓNICA
Si se pudiera definir el neoplatonismo, se diría de él que es como agrupación de varias doctrinas filosóficas y religiosas de una escuela híbrida de pensadores que quería desarrollar y sintetizar las ideas metafísicas de Platón. Dicha síntesis tuvo su esplendor en Alejandría con el judaísmo helenista, y el filósofo Filón de Alejandría. La doctrina tenía un carácter esencialmente griego.
El neoplatonismo se define por la oposición categórica que plantea entre el cuerpo y el espíritu, elaborada a partir del dualismo platónico: idea-materia, oposición que se provoca mediante la mediación entre el nous y el alma universal y el alma universal, que dan el poder divino de lo uno a todo, blindándose contra el mundo de los sentidos, liberándose así de una conducta ascética.
La doctrina neoplatónica es una variante del monismo idealista, donde la realidad última del universo era lo uno, perfecto, incognoscible e infinito. De este uno proceden varios planos de la realidad, siendo el nous (inteligencia pura) el más elevado. Del nous se desprende el alma universal, que crea y da origen a las almas inferiores de los seres humanos. El alma universal se considera como una imagen del nous, del mismo modo que el nous es una imagen de lo Uno. Así, tanto el nous como el alma universal, a pesar de su deseo de ser diferentes, son de la misma substancia, es decir, que son consubstanciales con lo Uno.
El alma universal se constituye como enlace entre el nous y el mundo material, y tiene la opción de resguardar su integridad e imagen de perfección o ser sensual corrupta por entero. Las almas inferiores poseen esta misma capacidad de elegir. Si el alma humana se distancia e independiza del alma universal es porque desconoce su naturaleza e identidad, se presume como única y termina en la repetición de hábitos sensitivos y corruptibles.
El neoplatonismo sostiene que la salvación de esa alma se puede dar por la virtud de la libertad de la voluntad que le permitió elegir su camino. El alma debe invertir esa opción, devolviéndose en cada uno de los pasos que la llevaron hacia la corrupción, para lograr nuevamente la unión con el origen de su ser. La reunión verdadera se consuma a través de una experiencia mística en la que el alma conoce un éxtasis total. El más importante de los neoplatónicos fue Plotino. Él pensaba que el mundo estaba en tensión entre dos polos. En un extremo se encontraba la luz divina que él llamaba Uno. En el otro extremo está la penumbra total pero esta oscuridad no tiene existencia alguna para él. Lo único que existe es dios y el Uno. Según Plotino el alma está iluminada por la luz del Uno y la materia es la oscuridad.

[1] Extraído de: Instruimos. Cuadernillo teórico-práctico, preparación para las pruebas ICFES e ingreso a la universidad. Taller estructurado por competencias. Tomo III. Medellín, 2007. Pp. 113-116

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